miércoles, 15 de febrero de 2017

Una gata sobre un tejado de zinc caliente, esperando el “clic”



¡¡Hola perdid@s!! Vengo a presentaros mi nueva entradita, esta vez sobre uno de los grandes clásicos de la literatura mundial, Una gata sobre un tejado de zinc caliente, una versión de Amelia Ochandiano del texto de Tennessee Williams, que pudo disfrutarse en el Teatro Principal de Zaragoza de la mano de Producciones Teatrales Contemporáneas el pasado fin de semana.


Estamos ante un texto clásico, llevado a las tablas en numerosas ocasiones, e incluso al cine, con Paul Newman y Elizabeth Taylor como protagonistas, un drama que en esta ocasión se dota de un gran reparto muy conocido por sus carreras, que llenó el teatro los tres días que se representó (tanto que el perdido que me acompaña y yo casi nos quedamos sin entradas…), garantizando con ambos elementos su éxito en cualquier ciudad por la que giren.

Foto:  Producciones Teatrales Contemporáneas


Nos encontramos con una historia que muchos ya conoceréis, que se desarrolla a lo largo de una asfixiante tarde de verano.  Una familia festeja el cumpleaños del patriarca de la misma, el abuelo (Juan Diego) y su esposa (Ana Marzoa), y su recuperación de la enfermedad en su finca, donde han acudido sus hijos y nueras. Sus dos hijos no tienen nada que ver entre ellos, Gooper, el mayor (José Luis Patiño) y su mujer Mae (Marta Molina) son la imagen del familiar “trepa” que hace lo posible por medrar y conseguir los mayores beneficios posibles, al margen de cualquier otra circunstancia, mientras que el hijo menor, Brick (Eloy Azorín), vive agarrado a una botella para sobrellevar su vida.  En medio de todos ellos se encuentra Maggie (Maggie Civantos), una “autodenominada” gata que se agarra a la vida arañando a todo lo que ésta le ponga por delante para dañarla, y que lucha por conseguir sus objetivos, entre ellos, volver a conseguir el amor de su marido Brick.


Con una maravillosa trama que, a pesar de ser conocida, no deja al espectador despegarse de su silla durante las casi dos horas que dura, Amelia Ochandiano ha conseguido dotar con su versión a cada uno de los intérpretes de un alma única, reforzada por una maravillosa interpretación.  Destacar, a nivel interpretativo y sin dejar de mencionar al resto del elenco (Ana Marzoa, José Luis Patiño y Marta Molina), a un Juan Diego como el padre (el abuelo), curtido en las tablas, que consigue con su discurso que el público se rompa en ovaciones y aplausos aún sin finalizarlo (en varias ocasiones); un Eloy Azorín como Brick, al que nunca había visto en directo, que plasma de modo único la amargura de su situación; y una maravillosa Maggie Civantos como Maggie, que conocía únicamente por sus trabajos en televisión (y que me encantaba ya entonces), que consigue con una sensualidad innata mostrar a esa mujer que desea ser amada pero no desde la debilidad, sino luchando por aquello a lo que cree tener derecho, incluso, en contra de todos los que puedan causarle algún daño.


Un potente texto de gran nivel, una versión muy acertada y un trabajo actoral impecable dotan a esta obra de una enorme calidad, y la convierten en 100% recomendable para el público adulto en general.  Me encantó, y por eso os la recomiendo a vosotros, perdid@s, porque están de gira, y si queréis disfrutar de teatro "del bueno" no os la podéis perder.  No os decepcionará, sino que os gustará, y mucho ¡palabra de perdid@!



 UNA GATA SOBRE UN TEJADO DE ZINC CALIENTE
PRODUCCIONES TEATRALES CONTEMPORÁNEAS
Puntuación 9.5/10

Texto.- Tennessee Williams

Versión y dirección .- Amelia Ochandiano

Reparto:

Eloy Azorín.- Brick
Maggie Civantos.- Maggie
Juan Diego.- Padre (abuelo)
Ana Marzoa.- Madre (abuela)
Marta Molina.- Mae
José Luis Patiño.- Gooper

jueves, 9 de febrero de 2017

El plan, una profunda reflexión sobre la amistad



¡Hola perdid@s!  En esta nueva entrada voy a hablaros de la otra obra que pude disfrutar el pasado fin de semana.  Se trata de El plan, una obra escrita y dirigida por Ignasi Vidal, de la mano de Uroboro Producción, que ya quise ver en Madrid en su momento pero no llegué a tiempo, y que pude ver al fin ya que se programó en el Teatro del Mercado de Zaragoza el pasado fin de semana.  Esta obra ganó el Premio Godoff a la mejor obra teatral de la escena madrileña 2015 y está nominada en numerosas categorías al Max de Artes Escénicas, así que con todo eso, y con las ganas que tenía de verla, pues… ¡no me lo pensé! y corrí a por mi entrada a la taquilla.

Seguramente, perdid@s, casi todos conoceréis a Ignasi Vidal, el autor y director de la obra.  Actor curtido en musicales (Grease, Rent, Los Miserables, Poker de Voces…) y obras de teatro, así como con numerosas interpretaciones en televisión, hace un tiempo decidió desarrollar su vocación, escribir y dirigir, y así lo hizo con Memoria o desierto, Pequeño catálogo sobre el fanatismo y la estupidez y con esta obra, que lo convirtió en un esencial del circuito off, tanto en España como fuera de ella, algo que no ha cambiado con su última obra, Dignidad, que también interpreta junto a Pablo Puyol.


Foto:  Uroboro Producción

En esta ocasión nos encontramos ante una reflexión sobre la amistad como elemento conductor de esta trama.  En una sala de estar observamos a tres amigos, Ramón, Paco y Andrade, antiguos compañeros de trabajo a los que la crisis ha llevado al paro, relatándonos su día a día, en ese pozo anímico en el que se recae en situaciones como ésta, esperando para llevar a cabo un plan, plan que tenían previsto para ese día.  Con un lenguaje absolutamente familiar y directo, podemos observar el desarrollo de una historia (llena de historias conexas en su interior) en la que el espectador no es tal, sino que se convierte en cómplice de sus confidencias como si de otro amigo se tratara, sentado en ese sofá rojo mientras come pipas…  Confidencias que demuestran el valor de la amistad, la importancia de apoyar al que lo necesita en cada momento sin juzgar, sin prejucios, sólo en base a la relación que los une; una reflexión que da una “bofetada” de realidad tan grande que deja tocado, haciéndote pensar, porque uno no siempre es consciente de sus circunstancias y de sus actos, aunque sí sea responsable de ellos.

Con una escenografía sin muchos artificios (una salita de estar como la de cualquiera de nosotros), no le hace falta más. Su maravilloso trabajo actoral “en las distancias cortas”, así como el enorme realismo de su texto, son los elementos que dotan de verosimilitud e intensidad a la obra, con un Javier Navares como Paco explotando una ansiedad que lo tiene preso, un Manuel Baqueiro como Andrade que da el toque de humor al texto y un brillante Chema del Barco como Ramón que hace pasar al espectador del humor a la sorpresa o la ternura con sólo un par de frases…

Un texto maravilloso, una honesta muestra de la realidad social que nos rodea y una reflexión sobre la amistad, sobre su valor y sobre cómo hacerla valer por encima de todas las circunstancias que puedan darse.  Todo ello, junto con un trabajo de dirección escénica e interpretación más que destacable, que hace que los aproximadamente noventa minutos de la obra se conviertan en un suspiro, que te llega al corazón y te hace pensar, hace que se convierta en una obra que todo amante del teatro debe ver.  Ahora siguen de gira, y es ABSOLUTAMENTE RECOMENDABLE, no os la perdáis, os encantará y os hará reflexionar… ¡palabra de perdida!


EL PLAN
 UROBORO PRODUCCIÓN
Puntuación 10/10

Autoría y dirección.- Ignasi Vidal

Reparto:

Enrique Andrade.- Manuel Baqueiro
Paco.- Javier Navares
Ramón.- Chema del Barco

Web.- El plan

lunes, 6 de febrero de 2017

Todo el tiempo del mundo, construyendo los recuerdos



            ¡Hola perdid@s! Tras otro fin de semana movidito, (ayyyy que programan todo junto y no llego…) voy a hablaros de una obra que esperaba con bastante impaciencia desde que leí que vendría a Zaragoza en el programa del Patronato de Municipal de Artes escénicas de Zaragoza.  Se trata de Todo el tiempo del mundo, de Pablo Messiez, bajo su  propia dirección, interpretada por un gran reparto de la Compañía Grumelot y de la mano de Buxman y Kamikaze producciones, que pudo disfrutarse en el Teatro Principal de Zaragoza el pasado fin de semana.


            Descubrí a Messiez con su magnífica dirección de La piedra oscura (si pincháis podréis ver el post sobre la obra), y me moría de ganas de poder volver a disfrutar de su trabajo, y no sólo no me decepcionó, sino que me encantó.  De entrada es una obra atractiva, con tintes autobiográficos, hablando del tiempo y de cómo se construyen los recuerdos, y planteando preguntas sin respuesta del propio autor que en ocasiones también nos asaltan… ¿qué pasa si olvidamos algo que ocurrió en nuestro pasado y no hay nadie más que lo contemplara para recordarlo? ¿Desaparece? ¿Es como si no hubiera existido?


            Nos encontramos en una zapatería, la Zapatería Flores, donde su propietario, Héctor Flores (Íñigo Rodríguez-Claro), trabaja en compañía de su empleada Nené (María Morales), una zapatería normal, que cuando cierra comienza a recibir visitas de clientes “extraños”, contando historias no del todo desconocidas para nuestro protagonista, que poco a poco se irán enlazando en su mente para al final, junto con el amor de los suyos, encontrar el fundamento que une todo.  Porque la memoria y el amor son elementos esenciales en esta obra, su valor y la necesidad de conservarlos para entender el presente y el futuro.

Foto:  Vanessa Rabade


            Comenzamos a conocer a nuestros protagonistas antes de empezar la función.  Mientras el público ocupa sus localidades se inicia la vida en la tienda, para que el espectador, como si de otro cliente se tratara, pueda ir conociendo el día a día en la zapatería.  Poco a poco irán apareciendo cada uno de estos "particulares" clientes: unos novios que vienen de su boda (José Juan Rodríguez y Carlota Gaviño – con un papel maravilloso-), una mujer embarazada (Rebeca Hernando), un señor al que la lluvia ha calado hasta los huesos (Javier Lara) y una joven bohemia con su guitarra (Mikele Urroz).  Pero, ¿quién son realmente?  ¿por qué están allí tras el cierre? Enormes interpretaciones, destacando la reflexión en soledad de nuestro protagonista, profunda, muy profunda, que te remueve por dentro y te hace pensar…


            Es claro el componente personal del autor, no sólo en el texto, nacido de una anécdota que su madre le contó sobre el nacimiento de su abuelo, sino también respecto a los elementos de la escenografía y vestuario.  El atrezzo de la zapatería es en gran parte real, de la zapatería de su abuelo, la novia lleva los vestidos que llevaba su madre…  Todo ello, junto a un profundo texto (que inicialmente podía parecer difícil de seguir pero no lo es), una brillante dirección y un juego de luces que ilumina y oscurece la sala aportándole vida y complicidad con el autor y los personajes hacen que el espectador se sienta uno más en la historia.


            Así, puedo afirmar que no me equivoqué escogiendo esta obra, ya que la calidad de su autor y director la precedía, y con Kamikaze como productores era éxito seguro. Unas maravillosas interpretaciones y un texto que hace pensar, que te deja un poso imposible de esconder, y que te hace reflexionar sobre la importancia de muchas cosas a las que no prestamos atención; sobre el tiempo y cómo construir los recuerdos sobre la memoria, esencial en nuestra vida. Siguen de gira, no os la perdáis, os encantará, segurísimo, ¡palabra de perdida!   


TODO EL TIEMPO DEL MUNDO
de Pablo Messiez
BUXMAN PRODUCCIONES / KAMIKAZE PRODUCCIONES
Puntuación 9.5/10
Autoría y dirección.- Pablo Messiez

Reparto:

 Compañía Grumelot:

Íñigo Rodríguez-Claro.- Héctor Flores
María Morales.- Nené
José Juan Rodríguez.- Novio
Carlota Gaviño.- Novia
Javier Lara.- Hombre mojado
Rebeca Hernando.- Mujer embarazada
Mikele Urroz.- Joven bohemia